Francia es un país con un gran mercado gastronómico y podría parecer que no necesita hacer negocios fuera de sus fronteras en este sector. Lo cierto es que nuestro país tiene mucho que ofrecer en este aspecto y cada vez es mayor el potencial mercado de la gastronomía en Francia.

 

Grandes consumidores de embutidos, con pequeña producción

Este fantástico país es conocido por su alta gastronomía y su exquisita repostería de fama internacional, y por eso mismo los franceses son también  grandes aficionados al buen comer y a los productos de calidad que puedan adquirir no solo entre sus fronteras, también fuera de ellas siendo Italia y España dos vecinos privilegiados en este sentido.

Dentro de los gustos del país galo se encuentra una gran afición por los embutidos, entre los que está por supuesto el jamón y todos los embutidos con apellido ibérico que son especialmente bien vistos en las cocinas francesas y de cara a los consumidores finales, capaces de desembolsar cantidades nada despreciables a cambio de hacerse con una dosis de embutido ibérico; un mercado que no cae y que cada vez está más valorado.

Este sector es lo suficientemente significativo como para que se hayan creado competidores directos en el propio mercado francés. La zona de producción de embutidos es la región de Lión. También se consume el jamón de Bayona, muy popular y uno de los más consumidos en este país, y también otras marcas como el jamón de Ardennes, el jamón de Auvergne o el italiano jamón de Parma, este último de mayor calidad.

 

El vino, un elemento del mercado gastronómico que une al mediterráneo

El universo de la enología es fundamental dentro de la gastronomía a nivel mundial y resulta uno de los mercados con más movimiento e intercambio de mercancías de unos lugares a otros, en los que los países mediterráneos siempre estamos en las primeras posiciones por nuestra tradición vinícola.

Aunque Francia tiene vinos estupendos y son los responsables de popularizar el champán en las celebraciones de todo nuestro país y parte del extranjero, también es un gran consumidor de vino español y cada año aumenta la importación del vino español, especialmente en cantidades grandes y siendo protagonista de diferentes acuerdos comerciales.

Cabe recordar que el consumo de vino está disminuyendo en ambos países, en España la caída se achaca a la aplicación del carné por puntos y el endurecimiento de las leyes de tráfico dado que el vino es un habitual de cenas o comidas; pese a este dato su precio se encarece y el buen vino es cada vez más codiciado en la gastronomía por lo que el mercado cambia de forma y está lejos de ser derrotado.

 

Intercambios culturales y gastronómicos

Más allá de los productos relacionados con la gastronomía, el entorno culinario une a ambos países en un mercado mucho más amplio en el que caben las diferentes ferias y eventos gastronómicos, las escuelas de alta cocina que exportan e intercambian profesionales del sector y todo lo que rodea al mercado de la alimentación.

 

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